Los últimos acontecimientos vividos a nivel internacional han despertado la necesidad de buscar información sobre el mal
MUNDO.- Los
últimos acontecimientos internacionales han despertado entre muchas personas un
temor por el desencadenamiento de una
posible Tercera Guerra Mundial que acabase con el mundo que conocemos.
A nadie se le escapa que el conflicto en Siria se ha convertido en el foco de atención de
los analistas políticos y diplomáticos, y menos aún que de la lectura de sus
conclusiones, la preocupación no en banal.
Sin embargo, otros muchos, inmersos en esta preocupación
generalizada han querido buscar
respuestas en los textos sagrados.
Sabemos que los textos
sagrados de tradición judeocristiana identifican numerosos seres
provenientes del mal, y en la búsqueda de su identificación, algunos colectivos
religiosos han comenzado a identificar
personajes actuales con estos demonios.
Tal es el caso y la representatividad de estos seres en el
universo de las religiones que la Demonología judía, pese a que nunca ha
reconocido oficialmente alguna doctrina o estudio especializado en demonios, el
Talmud, la obra que recoge
principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones,
costumbres, historias y leyendas, menciona que existen 7.405,926 demonios divididos en 72 compañías.
El cristianismo por su parte, habla más bien de ángeles
caídos, una asonancia con una antigua herencia de la dualidad de las
divinidades, de modo que lo bueno no puede vivir sin lo malo, como no podría
hacerlo la luz sin la oscuridad. En este caso en concreto de los ángeles, según
la tradición bíblica, el ángel no existe sin el hombre porque su sentido de
existir está ligado a la caída. Siguiendo el relato bíblico, llamo caída a la
separación del hombre con lo divino y con el sentido más profundo de su propia
esencia. San Agustín en su obra La ciudad de Dios dice que la caída del
hombre fue el resultado de que éste quedó absorbido en la contemplación de su
propia creación, dejando de lado la obra divina. De aquellos hombres, hubo
algunos que continuaron unidos a la divinidad, y son los que permanecieron en
el estado angélico. Desde ese momento su misión ha sido la de rescatarnos para
devolvernos a nuestro estado primigenio.
El ángel caído más reconocido por la historia es Lucifer; aunque esta palabra nunca es
usada para referirse a un ángel caído dentro de la Biblia. De acuerdo a la
creencia cristiana, los ángeles caídos vagarán por la tierra hasta el día del Juicio Final, luego de esto
serán desterrados al infierno.
Así pues, ángeles caídos o demonios hay muchos. Pero pongamos
algunos nombres
Astaroth
Astaroth, ilustración del Dictionnaire Infernal
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Astaroth pertenece a la primera jerarquía demoníaca junto
con Lucifer y Belcebú; preside a más de 40 legiones y es el tesorero del
infierno; se encarga de seducir a través de la pereza y la vanidad, y sus
engaños se hacen más fuertes durante el mes de agosto. A Astartoth lo acompañan
4 demonios ayudantes: Aamon, Pruslas, Barbatos y Rashaverak. Se le representa
generalmente como un hombre desnudo con alas y garras de dragón, además un
segundo par de alas con plumas, cabalga sobre un perro y sostiene en una mano
una serpiente.
Azazel
Azazel, ilustración del Dictionnaire Infernal
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No se sabe con certeza, pero posiblemente su nombre
signifique “cabra del emisario” o “chivo expiatorio.” En la Biblia sólo
encontramos una referencia a este demonio en Levítico 16:8-10 y 16:8-26;
sin embargo, en el apócrifo Libro de
Enoch Azazel era uno de los 200 Grigori, término utilizado en este libro
para designar al grupo de ángeles caídos que cuando bajaron a la tierra
fornicaron con mujeres y crearon a los gigantes conocidos como Nephilim. Azael
es un demonio importante porque fue quien enseñó a los hombres a elaborar armas
para la guerra y a las mujeres a elaborar cosméticos. Con esto creó provocó
tanta inquietud a la humanidad que Dios decidió destruir la Tierra entera con
un diluvio del que sólo se salvarían Noé, siete parejas de cada especie de
animales “limpios” y una pareja de
las especies de animales “sucios.”
Belcebú
Belcebú, ilustración del Dictionnaire Infernal
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En la ciudad antigua de Ekron Belcebú era un dios de los
ejércitos al que se rendía culto en la antigua ciudad de Ekron, más tarde fue
adoptado por la tradición cristiana como una deidad de los ejércitos. Su nombre
puede significar “Señor de Zebub”
refiriéndose a un lugar desconocido llamado Zebub, o bien “Señor de las Moscas” pues en hebreo zebub quiere decir mosca y es
muy probable que los hebreos denigraran de esta manera a los que seguían dioses
diferentes a los suyos. Por su parte, para la demonología cristiana Belcebú
puede ser un nombre alterno de Satanás o el Diablo, también puede representar
un demonio menor; pero a menudo se le identifica dentro de la más alta
jerarquía de demonios o ángeles caídos, junto a Lucifer y Astaroth. En las
sagradas escrituras es posible encontrar referencias a este demonio en Marcos 3.22, Mateo 10.25 y 12.24, y Lucas
11.15.
Belial
Belial y algunos de sus seguidores del libro de Jacobus de
Teramo
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Conocido también como Matanbuchus, Mechembuchus o
Meterbuchos en escrituras antiguas, Belial proviene del hebreo beli-yá que
quiere decir “inútil”. Para las
escrituras apócrifas judías Belial era un ser maligno que guiaría a los Hijos
de la Oscuridad en las 7 batallas que pondrían fin al mundo; para la
demonología cristiana fue un demonio. Belial es también un Príncipe del
Infierno que comanda 80 legiones de demonios, creado después de Lucifer y responsable de inducir todo tipo de pecado,
especialmente los relacionados con el sexo y la lujuria; controla los
elementos terrestres y reina sobre los Demonios de la Tierra. Se le conoce
también como el “Señor de la Arrogancia”
o “Señor de Orgullo” y se le
representa como como un caballero
distinguido de aspecto agradable.
Mefistófeles
Mefistófeles, ilustración de Eugène Delacroix
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Mefistófeles o Mefisto, es uno de los demonios príncipes que
trabaja bajo las órdenes de Satanás para capturar almas en el infierno. Cabe
aclarar que este demonio nunca es
mencionado en la Biblia, a pesar de ello algunos escritos apócrifos dicen
que fue el segundo demonio que se unió a Lucifer durante la rebelión contra Dios y también el
segundo en caer durante la batalla. Su nombre también se asocia con la historia de Fausto, que vendió su alma
a Mefistófeles a cambio de sabiduría; de un posible origen griego, Mefistófeles
se compone de la partícula negativa μη, φῶς = luz y φιλής=el que ama, por lo
que Mefistófeles se refiere a “el que no
ama la luz.” Se le representa como un personaje
de elegancia y ropas de noble, es extremadamente racional y lo utiliza a su
favor para engañar las mentes de los pecadores.
Samael
Ángel de la muerte
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Conocido también como Ariael, para los judíos Samael era el jefe de Satanás y considerado también
como el Ángel de la Muerte, jefe del quinto cielo pero residente en el
séptimo cielo. Su nombre es una combinación de palabras que significan “el Veneno de Dios.”
Entre otros demonios, encontramos que el Libro de Enoch menciona un total de 200
ángeles caídos convertidos más tarde en demonios; sin embargo, sólo nombra a
los más importantes, entre ellos: Samyaza, Urakabarameel, Akibeel, Tamiel,
Ramuel, Danel, Azkeel, Saraknyal, Asael, Armers, Batraal, Anane, Zavebe,
Samsaveel, Ertael, Turel, Yomyael, Azazyel o Azazel de quien ya hablamos.
Satanás
Satanás, Satanás
tentando a Cristo, cuadro de Ary Scheffer
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Del latín Heylel que quiere decir “portador de luz”, Lucifer era para la mitología romana el dios
equivalente al dios griego Eósfero
(Έωσφόρος) o “portador de la Aurora.”
En un principio este dios no tenía relación alguna con el Lucifer de los judíos
y los cristianos; sin embargo, fue gracias a San Jerónimo durante la traducción al latín vulgar de la Biblia
(mejor conocida como Vulgata), que
utilizó la palabra Lucifer o Lucero para referirse a un rey no creyente en
Dios; de esta manera la Iglesia Católica comenzó a identificarlo como el ángel
que se rebeló contra los designios de Dios.
Por lo regular se utiliza indistintamente el nombre Satanás procedente del arameo שטנא shatán que significa “adversario” o “enemigo” para referirse también a Lucifer; para la tradición hebrea ha-shatán era un espía de Dios en la tierra. En todo caso, para los cristianos Lucifer y Satanás son el mismo ser, sólo que utilizan Lucifer para referirse al querubín protector, al ángel más bello y favorito de dios antes de que se rebelara contra éste y se refieren a Satanás como el ángel caído después de haber sido expulsado. En el Apocalipsis se relata la lucha de Satanás contra el ejército de Dios comandado por el Arcángel Miguel y aquí Satanás es además descrito como un dragón rojo de siete cabezas y diez cuernos.
Sin embargo, cabe aclarar que para los judíos Lucifer y
Satanás son dos seres distintos, a Satanás lo identifican como un ángel de la
corte celestial cuya función era aconsejar a Dios.
A partir de estos relatos, Satanás o el Diablo ha sido relacionado con todo lo malvado y dañino en esta tierra, representa la oscuridad y es responsable por el dolor y la miseria humana. Su principal tarea a partir del momento de su expulsión del reino de Dios ha sido la de tentar a la gente para hacerla caer en pecado; sin embargo, contrario a lo que se piensa, Satanás no habita en el infierno pues aún no ha llegado el juicio final en el cual será castigado, él tiene libre acceso a la tierra y está entre los humanos causando daño en todo momento.
Dicho todo esto, ¿crees que podrías reconocer a los demonios?
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