MUNDO
Días atrás la Real Academia Española de la Lengua rechazó una solicitud para quitar la palabra judiada del diccionario. Más allá de las razones esgrimidas desde la institución, el pedido no tenía chance de prosperar
Simplemente porque las
palabras que se añaden al diccionario ya no se quitan mientras la gente las
siga pronunciando.
La propuesta de retirar el
término fue de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) por
considerarla "una palabra ofensiva hacia la comunidad judía".
"Que el diccionario
de la Real Academia Española defina judiada como: 'acción mala, que tendenciosamente
se consideraba propia de judíos' supone no dejar suficientemente claro que se
trata de una palabra que se utilizaba en el pasado histórico como forma
peyorativa hacia los judíos", explican desde la FCJE.
"Hoy día, aunque se
utilice peyorativamente sin querer ofender a los judíos, lo cierto es que
ofende", añaden.
Notario de la lengua
La contestación de la RAE,
si bien se refería a este caso concreto, simplemente reflejó la postura hasta
ahora inamovible sobre términos que puedan resultar ofensivos para alguien.
Si el uso de la acepción
está documentado, se verá reflejada en el diccionario. La institución se
considera a sí misa "un mero notario de la lengua". No promueve, ni
legitima, ni desaconseja el uso de una palabra. Sólo lo recoge.
Esta es la razón por la
que con cierta frecuencia encontramos en los medios de comunicación noticias
sobre palabras incluidas o nuevos significados de palabras que ya figuraban,
pero nunca leemos noticias de palabras que se quiten por otra razón que no sea
su desuso. Es que ello no sucede, según las autoridades de la RAE.
"Cuando se demuestra
que no se usa, cosa que es muy difícil, se la marca como desusada, pero no se
elimina", explica a BBC Mundo José Manuel Blecua, director de la Real
Academia Española de la Lengua. Otra opción es que se la marque como anticuada.
A partir de la próxima
edición del diccionario también se marcará el carácter histórico.
Texto y contexto
Sólo las muy antiguas,
"en general anteriores al siglo XVI", según explica la máxima
autoridad de la academia, pueden pasar del diccionario general al histórico,
pero siguen estando. Su desuso tiene que comprobarse en largos períodos de
tiempo, apunta Blecua.
En cualquier caso, estas
decisiones tienen que ver con la vigencia y nunca con valoraciones como si
resultan ofensivas.
En la colectividad judía
española hubiesen quedado parcialmente satisfechos si al menos se modificara la
definición actual de judiada. "Nos parece que matizando mejor quedaría más
claro que se trata de una palabra que se utiliza en el presente con un objetivo
distinto a como se utilizaba en el pasado", manifiestan desde la FCJE.
El profesor Fernando
Vilches, de la Universidad Rey Juan Carlos, cree que allí está nudo de la
cuestión. Para el experto en lengua española hay "que contextualizar
perfectamente la palabra en su seno histórico".
De esa forma se evita dar
la falsa sensación de que la RAE legitima o respalda determinado uso o
definición de la palabra, explica el catedrático. "No hay texto sin
contexto", afirma.
Historia
"Lo que no podemos
hacer es extraer la palabra de su contexto para decir que es mala o
negativa", explica Vilches. "En España tuvimos la Inquisición, ¿por
qué vamos a quitar palabras que reflejan una parte de la historia de
España?", se pregunta.
Justamente la Historia es
otra clave de por qué los expertos se niegan a borrar palabras del diccionario.
Los entendidos en la materia citan como ejemplo las novelas antiguas en las que
abundan términos poco frecuentes hoy en día.
"Tienen que estar en
el diccionario", sostiene Blecua. "El que lee textos históricos puede
necesitar buscarlas".
La realidad es que cuando
una palabra ingresa al diccionario de la RAE ha iniciado un camino sin retorno.
Podrán considerarla malsonante, ofensiva, o lo que cada uno opine, pero lo
único que la RAE asegura tener en cuenta es su uso, que debe quedar reflejado
en las páginas del diccionario de referencia de la lengua española.
Pero así como se certifica
su uso, también se señala su decadencia. Para ello se utilizan dos abreviaturas
para puntualizar que el término ya no se utiliza o que es antiguo.
Decadencia
Palabras como alfonsearse (burlarse
de alguien), merced (gracias) omancebo (juvenil) han sido
marcadas con la abreviatura "desus." (desusadas). O como abracijo,
que en la edición actual (22da.) aparece como forma "coloquial" de
abrazo y que en la próxima edición también aparecerá como término en desuso.
Otras, como mulier (mujer), deliramento (delirio), recabdación (recaudación)
figuraron hasta la edición 21ra. (1992) marcadas como "ant."
(anticuada), pero dada la cantidad de años que llevan sin utilizarse ahora sólo
aparecen en el Diccionario Histórico.
A partir de la próxima
edición, prevista para 2014, habrá palabras identificadas con la abreviatura
"hist.". Será para "las acepciones correspondientes a realidades
históricas".
Desde la RAE insisten en
que este traslado de un compendio a otro sólo tiene su raíz en el uso y no en
otras cuestiones.
Para José Manuel Blecua,
director de la RAE "no hay palabras molestas u ofensivas; todas las
palabras tienen una categoría léxica dentro del diccionario como piezas que son
dentro de la lengua".
Visto en http://www.bbc.co.uk
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