Un matrimonio malayo será ejecutado, condenado por el homicidio de la empleada del hogar
MALASIA.- En Malasia fue condenada una pareja a morir
en la horca, tras ser acusados y condenados por el homicidio de una empleada de hogar a la que dejaron morir de hambre.
Isti Komariyah, pesaba 46 kilogramos cuando comenzó a
trabajar con ellos; durante los tres años que estuvo empleada en la casa del matrimonio le
fue prohibido alimentarse; ante ello la joven de 26 años llegó a pesar 26 kilos
hasta el día de su muerte en junio del 2011.
Teoh Ching Yen, de 56 años, y su marido, Fong Kong Meng, de
58 años, fueron los responsables de este maltrato el cual diversas asociaciones
en defensa de los derechos humanos ponen atención, debido al gran número de
casos registrados del maltrato que sufren las empleadas de hogar en Asia y
Medio Oriente.
La mayoría de las víctimas de este maltrato y violación de
sus derechos son indonesias, filipinas o camboyanas; donde puede tratarse de
desnutrición, mutilaciones y muertes.
Aunque algunos países han realizado mejoras en sus
legislaciones, siguen siendo insuficientes, según los observadores de derechos
humanos. Los marcos de protección laboral excluyen, en muchos casos, a las
empleadas de hogar negándoles derechos que sí garantizan para otros
trabajadores. Los tribunales sentencian en la mayoría de los casos a
favor de los empleadores. A veces, estas mujeres no denuncian porque la
legislación del país establece que durante el tiempo del proceso la mujer no
recibirá remuneración, y deberá asumir todos los costes. Imposible para la
mayoría.
Las tímidas reformas anunciadas por algunos países se
han quedado en papel mojado, o se traducen en la firma de acuerdos
bilaterales con otros países que les suministan mano de obra y les exigen un
respeto mínimo de los derechos laborales. Pero, según el observatorio de Human
Rights poco se ha avanzado.
Jordania es uno de los países que ha realizado más esfuerzos
para incluir a estas trabajadoras en el régimen general, con garantías como el
establecimiento de un día libre semanal, vacaciones pagadas o una jornada
laboral máxima de diez horas. También las autoridades de Singapur han aprobado
recientemente que las empleadas puedan tener un día de descanso.
En la práctica, los países suelen rasgarse las vestiduras
cuando detectan algún tipo de abuso en otro Estado, pero poco miran a sus
propias tripas. En 2011, Camboya decidió suspender el envío de mujeres a Kuwait
para servicio doméstico después de conocer varios casos de abusos. También
Indonesia vetó el envío de mujeres a Arabia Saudí en represalia por la
ejecución de una inmigrante de este país acusada de asesinar a su patrona en
reacción a los malos tratos que había sufrido.
Arabia ha protagonizado precisamente algunos de los
titulares más polémicos. 25 mujeres indonesias han sido condenadas a pena
de muerte en el país, y otra veintena expulsadas tras ser absueltas de
sus acusaciones. En enero del año pasado, una empleada de hogar era
decapitada en el país después de que sus jefes la acusaran de asfixiar a su
bebé de cuatro meses, un delito que supuestamente había cometido siendo
menor de edad. La trabajadora, natural de Sri Lanka, siempre sostuvo que el
niño se ahogó accidentalmente con un biberón. A pesar de los intentos de los
activistas internacionales, la chica fue condenada a pena de muerte. El caso
provocó una enorme conmoción internacional y provocó la ruptura diplomática
entre ambos países.
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